miércoles, 19 de junio de 2013

Libertad.

"1. f. Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos."

Bonita definición de la RAE. Ahora bien, ¿qué es la libertad? Sí, ese derecho que todos reinvindicamos desde pequeños. No pienso ponerme aquí a hablar de la libertad ética ni mucho menos. Vengo a exponer mi opinión al respecto y a explicaros mi definición de libertad.

Desde mi punto de vista no es un derecho, es más bien un sentimiento. Un sentimiento mucho más fuerte y reconfortante que los demás. Al sentirnos libres nos envuelve una atmósfera de autoconfianza y firmeza mágica. Esto es lo que nos provoca sentirnos bien, cómodos y relajados. El poder ser nosotros mismos. 

Recuerdo cuando era pequeña ser libre significaba poder ir jugar sin preocuparme de nada más o ir ver la tele sin pensar en los deberes. El saber que podía hacer lo que quisiese me hacía feliz. A medida que los años fueron pasando y mi visión del mundo fue madurando, mi percepción de la libertad se modificaba. En la adolescencia comenzaba a sentir la libertad como esa facultad humana para poder tomar mis propias decisiones, aunque obviamente mis padres me acotaran bastante esa área, sentir que mis padres no debían decidir por mí. Mis ideales se iban reafirmando con mi particular concepción de libertad. 

Hace tiempo que me apasiona el mundo del surf. Aparte de ser un deporte respetuoso con la naturaleza me fascina el grado de libertad que vive en la esencia de esa forma de vida. Coger la tabla, lanzarte al mar y remar unos metros mar adentro en busca de la ola perfecta. En esa espera observar la playa y lo que te rodea. La nada. Tú y el mar. Un sentimiento de tranquilidad y libertad te abruma el alma. 
Ahora llega el momento decisivo, coger la ola. La sensación más maravillosa del mundo. Adrenalina, libertad y felicidad mezclándose en tu interior.

Os preguntaréis que relación hay entre el surf y la libertad. Pues, para mí,
el surf lleva marcado en su esencia el significado de libertad. Hacer lo que quieras, como quieras y dónde quieras. No depender de nadie ni de nada para ser feliz. No preocuparte por unas leyes que al final, dependiendo de quien seas, te prohibirán ser libre. No depender de un reloj que dicte el tiempo que dispones para hacer algo. No temer ser excluído por nadie al tener una forma de pensar diferente.

Libertad eres tú.

"Libertad es poder ser uno mismo sin rendirle cuentas a nadie"

martes, 4 de junio de 2013

Sea & Sand

Hoy, increíblemente, sentí el verano en mi piel. Hacía meses y meses desde la última vez. Llegó a sorprenderme esta sofocante calor. Junio no defraudó y nos devolvió el sol.

El título de esta entrada ya os hará imaginar de que tratará toda esta reflexión nocturna que me entró. 
En efecto, me acorde del mar y de la arena, de la playa. Sí, sí, ese lugar maravilloso dónde vamos a refrescarnos y a pasar el día en verano. ¿Qué mejor remedio hay contra la calor que un buen chapuzón en el agua? ¿Y ese helado, más caro que tu vida, derritiéndose mientras clavas tu mirada en el mar? Pequeños placeres de la vida. 
Como buena habitante cercana a la costa, desde pequeñita mi verano iba fuertemente relacionado con la playa. Día que salía el sol, día que me encontraba jugando en la orilla.¡ Dios, cómo me gusta jugar con la arena mojada! Pasaba la tarde cavando en la arena ,con mi palita del Todo a Cien, esperando llegar al centro de la tierra; o contruyéndome "piscinas" cerca de la orina rodeadas de un muro "irrompible" arenoso. Mi madre la mar de contenta, no tenía que aguantarme durante unas cuatro horas; excepto a la hora de la merienda, eso era sagrado. Cuando no andaba con mi faceta arquitectónica me escapaba al agua a saltar las "megas" olas blanca que venían amenazantes hacia mí.¿Qué hacía yo para salvaguardar ese peligro? Saltar. 
Aunque, lo que más me gustaba era cuando mi hermana me llevaba con ella más lejos allá de donde no daba pie y me enseñaba como bucear por debajo de la ola cuando venía, estas aquí era mucho más peligrosas y fuertes obviamente, o me agarraba e íbamos nadando a coger la ola antes de que rompiera. Eso me encantaba. La ola me elevaba y me sentía superior a todo lo que me rodeaba. A día de hoy es la sensación que más me gusta del mundo. 

A medida que fue pasando el tiempo, mi compañía y mi forma de ir a la playa varió. Pasé de ir con mi madre en el coche a coger el bus a primera hora de la tarde con mis amigos. Las personas, el transporte y mi cuerpo cambiaron pero, mi forma de ver la playa, no. La mayoría de las personas de mi edad pasan el día tomando el sol y charlando. Yo aún sigo sumergida en mi idea de que la playa en para jugar. Soy hiperactiva, que le voy hacer, a mí dame unas palas o una pelota y ya estoy más feliz que Falete delgao.
En cuanto mi relación con el mar, siguió sin ninguna modificación, es donde paso la mayor parte del tiempo. Zambulléndome bajo las olas e intentando cazar aquellas que aún no rompieron para elevarme con ella. 

El mar. Me encanta, es un regalo de la vida.Su fuerza y belleza es inigualable. Nunca es igual. Su ritmo, el oleaje, te transporta a otra dimensión. Es mi fascinación, y mi mayor fuente de inspiración, su dulce salado olor. Sin él no podría vivir.

Volviendo al tema principal, estoy deseando que lleguen las vacaciones para volver a mi santuario veraniego.
Junio, gracias por no defraudarme, devolviste el mar y la arena.

miércoles, 22 de mayo de 2013

Young, wild & free

Tenía la vida que todos querían tener. Una familia perfecta. Dinero. Amigos. Todo que deseaba lo poseía.
Su vida transcurría entre fiestas, whisky y humo. Hacía lo que quería. Nunca le castigaban. La vida que todo joven deseaba. Se mostraba siempre alegre, con una sonrisa de oreja a oreja. Sus amigos la adoraban. Siempre iban a su casa para ir a la piscina o ir echar unas partidas al billar. No había fiesta donde no fuera invitada. Los chicos soñaban con tener algo con ella. Era muy fácil vivir así.
Llegaba el viernes noche y se dirigía a su fiesta número 1.003. La esperaba otra de sus noches. Música a rabiar. Alcohol. Tabaco, y lo que no era tabaco. Su paraíso. Su hábitat natural. Su vida.

Una noche, un sábado noche, ella se dirigió al pub de moda dónde la esperaban todos. Iba tranquila con sus amigas charlando por la calle. Cada cual más espectacularmente arreglada que la anterior. Entre risas, cotilleos y más bromas, llegaron a un semáforo en rojo. Fue cuando lo vió por primera vez.
Se encontraba al otro lado de la calle apoyado en un muro. No pudo retirar su mirada de él. El semáforo se puso en verde,cruzaron. Él no dejó de clavar su mirada en ella ni un solo segundo. Algo extraño surgió en ese momento.
Entraron en el pub, sus amigos las esperaban. Ni siquiera se habían sentado cuando les estamparon delante de sus ojos una copa de martini.
Las horas transcurrían bailando, coqueteando, bebiendo y riendo.Pensando en él.
Ella se encontraba en medio de la pista dejando que su cuerpo se moviera al son de la música. Los efectos del alcohol comenzaban a surgir efecto. Estaba mareada y desorientada. El DJ cambió la canción, un nuevo ritmo. Se giró para llamar a su amiga y bailar juntas. No podía creer lo que tenía delante suya. Era él.
No estaba segura si era un sueño o una alucinación. Le sonrió y la cogió de la mano. La llevó fuera. La besó y la arrinconó contra el muro del edificio de atrás. No podía reaccionar. Su cuerpo estaba adormitado. Deseaba estar con él. Tras uno besos más le susurró que le acompañara. Obedeció.
Él le abrió la puerta de un coche. Se subieron. Una oleada de besos resurgieron. Se separó de ella, sacó una pequeña bolsita con polvo blanco. Ella no sabía lo que era. Extendió un poco de polvo en la guantera del coche y le pidió que aspirara por la nariz aquellas cuatro rayas blancas. "No te va pasar nada.Es para pasarlo mejor." Le dijo con una sonrisa encandiladora. Una vez más le hizo caso y aspiró aquel polvillo. Le hacía cosquillas y se echó a reír. La besó y arrancó el coche.
Estaba amaneciendo y la playa se encontraba desierta. Ella se sentía más que viva, no poseía el control de su mente ni de su cuerpo. Comenzó a correr por la orilla gritando. No cesaba de reír sin tener por qué.
Él la observaba desde el coche. Le divertía verla así. Sacó un poco de cocaína y la aspiró. Salió del coche y la buscó. Se echó a reír. Pensaba que se había escondido. La buscó por toda la pequeña cala. Nada ni nadie respondía su llamada. Solo rompía el silencio el son de la olas rompiendo ferozmente cerca de la orilla. Se asustó y le gritó que no le hacía gracia ese juego. Nada. Desesperado miró al mar. Visualizó algo flotando cerca de la rompiente de la olas. Se acercó a la orilla aliviado. Estaba nadando. Su sonrisa rápidamente se nubló. Una gran ola arrastró el cuerpo inmovil a la orilla. Todo su cuerpo se estremeció.

Ella era joven, salvaje y libre.

sábado, 18 de mayo de 2013

Mayo.

18 de Mayo del 2013.

Hace 138 días que empezó un nuevo año. Sin apenas darnos cuenta ya se escaparon casi dos estaciones. Es la intersección entre dejar el melancólico invierno y preparar las energías del alocado verano. 
Mayo. Quinto mes del año. Bipolar. Un día te puede dar los días más calurosos, tras meses y meses, como al día siguiente traer un temporal de la magnitud del peor de los inviernos. Un mes de paraguas y sandalia.
Esa época del año estudiantil más agobiante. Selectividad y los exámenes finales están ahí a la vuelta de la esquina. 
Personalmente, es un mes que me trasmite cierta alegría y satisfacción. Ni frío ni calor. Las flores dibujan los campos y las primeras mariposas empiezan su efímera vida.Los poñuelos salen de su cascarón y le ponen su particular sinfonía a los parques. Todo comienza a cobrar vida. Las noches se hacen días, y los días, se alargan hasta la hora de cenar. Las estrellas dislumbran el cielo nocturno con su mágico brillar.
No me preguntéis por qué pero es un mes mágico, lleno de buena esperanza e ilusión.

" Con los capullos aparezco y con las flores me voy "- Anónimo. 

Take a walk.

"La vida no tiene reglas. La vives cómo quieres. Tú eres quién elije el camino." Ella tomó apunte de la lección con el permanente y se la inscribió en su corazón. 
Ella siempre fue diferente a los demás. Vivía a su manera, sin molestar a nadie. Nadie la entendía. Ni sus padres ni su hermana. Ella tampoco podía concebir el modo de vida de la gente. 
No vivían. La sociedad se rige por el quedirán de los demás reprimiendo su verdadera identidad. Ella quería ser libre, vivir sin ser cuestionada y tranquila. 
Creía en la sinceridad, humildad, bondad, respetuosidad y la buena fé. Un mundo completamente antagónico al actual. 
Sus aspiraciones iban más allá de sus sueños. Su hogar era una cárcel. No podía ser quien quería ser. Su familia no la respetaba y la infravaloraban. Nunca fue aceptada por la gente de su pueblo. Vagaba por las calles en busca de su lugar en el mundo. No lograba encontrar el motivo de ser rechazada de la sociedad.
Intentó explicarle al mundo sus ideas y su visión de una forma de vida alternativa, más agradable y satisfactoria para todos. Sólo la escuchaban las paredes. Sus lágrimas, en la soledad de su habitación, se escapaban de sus ojos inevitablemente.
Un día decidió, valientemente, dejar de buscar su hueco allí. Se fue a otro lugar, uno más grande, con más variedad de personas y mentalidades. Tuvo suerte, allí encontró dos personas como ella. Al final había encontrado su hábitat y pudo volar. Nunca había sido tan feliz. Se encontraba llena y con ganas de vivir la vida, sin miedo ni prejuicios.
Ella determinó recorrer su propio camino.

jueves, 19 de abril de 2012

Imposible

Es cerrar mis ojos y soñar que me pierdo en la inmensidad de tu mirar.

One day

Algún día dejaré de pensar en los problemas de los demás y centrarme en los míos.